
"Os valores devem ser ensinados pela escola ou pelos pais?" ou "devem existir disciplinas escolares sobre questôes morais?". Éstas son las dos preguntas que Seymour Papert hace al comienzo del cuarto capítulo del libro.
En lo que a la primera pregunta se refiere creo que tanto los padres como la escuela deben participar en la transmisión de valores al niño. Desde el momento del nacimiento el niño va a estar siempre en contacto con sus padres y sus primeros aprendizajes van a depender del modo en que estos se relacionen con él. Además, hay que tener en cuenta que los niños recurren a la imitación como medio para aprender y los padres serán sus principal modelo a seguir. Por eso creo que es tan importante que estos actúen de forma correcta con el niño. Pero desde que el niño comienza la etapa escolar la escuela será otro punto de referencia para su desarrollo. Aquí es donde empieza a socializarse más y a interactuar con los iguales, lo que conlleva que tenga que aprender valores como el respeto o la amistad entre otros. Por ello, creo que es imprescindible que los profesores colaboren en la transmisión de valores.
La segunda pregunta tiene una respuesta clara para mí. Creo que sí deben exitir discipinas que traten temas morales y sirvan, por tanto, para transmitir valores. En mi opinión esto es tan importante como la enseñanza de materias como las matemáticas o alguna lengua, ya que creo que de poco vale que un niño tenga muchos conocimientos en esas materias si después no sabe como comportarse. Además, pienso que el hecho de que el niño sepa respetar las dificultades de los demás y aceptar con nomalidad las suyas hará que se sienta más seguro y por lo tanto más motivado para todo. Pero creo que estos valores no se deben enseñar de una forma teórica, sino puramente práctica. Estoy de acuerdo con el ejemplo que da Seymour Papert acerca de que cuando el profesor enseña algo a los niños sin saber ni él mismo para que sirve eso que está enseñando sólo consigue que los niños perciban esto como una mentira, lo que les llevará a ellos a ser cínicos también. Por eso creo que si la escuela quiere transmitir valores a los niños debe empezar a hacerlo en la práctica. De poco vale que se enseñen materias sobre actitudes y valores, si después ni la propia escuela las lleva a la práctica.
Comparto con el autor que para enseñar a jugar a los niños está bien adaptar ciertas reglas del juego a sus capacidades, ya que si se ven capaces de ganar se sentirán más motivados, pero creo que nunca se les debe dejar ganar, pues tan importante como el desarrollo de ciertas capacidades a través del juego lo es el hecho de que aprendan a perder y no sientan esto como un fracaso.
Me gustó especialmente el apartado de "Valorizar as pessoas". Creo que en el momento en el que un niño desvaloriza a otro el adulto debe intervenir, ya que de esta forma podríamos evitar grandes daños. Pero creo que para que el niño no haga esto la principal solución es que el adulto tampoco lo haga y tenga una actitud de respecto hacia los demás. De este modo el niño entenderá el hecho de que no todos sus compañeros tengan la misma capacidad para las mismas cosas como algo totalmente normal.